El gobierno del cambio está destinado al éxito

Acogerse al silencio como fruto de las circunstancias sería una irresponsabilidad social y política de nuestra parte. No confeccionar un texto que plasme en su contenido la realidad que vive la nación dominicana con la llegada del cambio, es entrar en contradicción con nuestros anhelos de un mejor país como lo merecemos todos los dominicanos.

El concepto generalizado de la gestión de los primeros 100 días gobierno del presidente Luis Abinader Corona es que ha honrado la confianza ciudadana depositada en las urnas en julio 5 del presente año, lo que le permitió ascender las escalinatas del Palacio Nacional con la banda tricolor conteniendo en su centro el escudo dominicano.

El elevado porcentaje que les dan las diferentes encuestas realizadas, son expresiones científicas de esa aseveraciones, al igual que la encuesta popular, la que muchos dan a conocer por uno de los medios más eficaces, Radio Bemba.

El presidente Abinader no está engañando al pueblo con falsas promesas ni discursos bonitos, está actuando correctamente, tal como siempre dice un amigo: “al pan pan y al vino vino”. A tal punto que cuanto tiene que enmendar situaciones que no son del agrado colectivo lo hace con la debida responsabilidad que le caracteriza.

Es ejemplarizadora  y hasta innovadora, la forma en que viene contactando a todos los sectores de la vida nacional, tal como ofreció en la campaña y reseñada de forma importantizada en el Programa de Gobierno del PRM.

El ciudadano presidente ha estableciendo un diálogo franco y abierto con sectores forjadores de opinión pública, al igual que con otros importantes sectores,  sin importar que le adversaron o que continúen haciéndolo por compromiso con el pasado reciente, lo que equivale a decir que el primer presidente dominicano llamado Luis es un forjador de convivencia en favor de la nación dominicana, es un verdadero demócrata.

Exhortamos a investigar cuál de los pasados presidentes dominicanos realizó el tipo de campaña que el economista presidente hizo. Contacto directo, para que nadie le cuente, para saber de primera mano la realidad que se vive en cada rincón del territorio nacional, cuál es el modo de vida de sus hoy gobernados ciudadanos. El asunto es de formación, de amor al trabajo, de voluntad de hacerlo bien, por eso no ha bajado el ritmo y horario de trabajo, por el contrario.

Los cumplidos cien días del gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader, son altamente positivos, los resultados están ahí. Al presidente no le importó el desastre heredado, los inoportunos efectos de fenómenos atmosféricos, el escepticismo de algunos sectores por la llegada de un nuevo gobierno de un partido con poco más de un lustro de fundado y un gobernante que nunca había ostentado  una función en el Estado.

No existe un sector de aparato gubernamental dominicano que se escape al ritmo operativo implementado, todos los sectores de la vida nacional han tenido de manera directa o indirecta el impulso para regentear sus funciones en beneficio de la población dominicana, y sobre todo, con la orientación para el buen manejo apegado a los principios y la ética como elemento fundamental del llamado gobierno del cambio.

La fórmula implementada de alianzas público-privadas para encender el motor de la nave del Estado que dejaron sin combustible los depredadores del anterior gobierno, catapultará el éxito de esta gestión gubernamental. En la forma en que vienen desarrollándose los acontecimientos económicos del planeta, es plausible. 

Como es natural, siempre habrán quienes entonando sus ladridos, aullidos o gruñidos, quieran de manera asalariada desmeritar lo que si no es, picó cerca, de ser un récord nacional de ejecutoria presidencial en los primeros cien días.    

Es por eso que desde mi laboratorio de ideas, desde mi asignación al banco de manera temporal, no me tiembla el pulso para extraer desde mi cofre de esperanza y con la certeza necesaria, la aseveración de que el gobierno del cambio está destinado al éxito.

Aprobado…

Por Luis Aníbal Medrano S.
*El autor es político, periodista y municipalista residente en Nueva York.

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