Abundancia de escasez

Cuando hablamos de abundancia, pensamos que significa tener de todo en cantidades ilimitadas, pudiera ser, pero no me refiero a cosas materiales, hablo de la mente y el espíritu.

Oí a una coach llamada Ximena Duque Valencia, hablar sobre la Ley de la abundancia, y según su criterio, esta multiplica lo que encuentra en los seres humanos, es decir, si somos positivos, ella se sentirá en sus anchas con nosotros, y las cosas nos fluirán de manera espontánea y sorprendente. En cambio, si ella encuentra mezquindad, inseguridad, envidia y otros factores negativos, es casi seguro que nuestra canasta emocional, estará repleta de pobreza mental.

Partiendo de este criterio, una persona rica, puede tener más carencias emocionales que aquel mendigo que vemos deambulando por las calles, sin un pan que comer.

Dentro de sus excelentes recomendaciones para evitar la abundancia de escasez, estaban las siguientes:

1- Cambiar la “emisora”. A esto le aporto que hay personas incapaces de cambiar el chip de sus vidas, y que se han quedado como Penélope, la protagonista de la canción de Joan Manuel Serrat, con su bolso de piel marrón, meneando el abanico…

2- Cambiar el orden de las palabras. Por ejemplo, en vez de decir:

 -Me voy a acostar, a ver si puedo dormir.

Mejor afirmemos:

-Me voy a acostar y voy a dormir.

Esto es científico ya que programamos nuestro cerebro.

3- Actuar como si fuéramos lo que queremos ser. En este punto entendí que si por ejemplo alguien aspira a ser un director, pero en la actualidad, es un mensajero, debe trabajar para eso, estudiando, haciendo su trabajo con tanto esfuerzo, que logre captar la atención   de sus superiores.

4- Concentrarse en lo que tenemos y aprender a “amar lo que hacemos y hacer lo que amamos”.

5- Nunca menospreciar nuestro trabajo; debemos poner el mejor esfuerzo, mientras llega la oportunidad deseada.

Finamente, nunca permitamos que esta ley encuentre en nosotros las condiciones negativas, que nos hagan convertir en abundantes, pero de escasez emocional.

Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)
*La autora es psicóloga clínica

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