La tapa conflictiva

Me inspiré a narrar esto que nos sucedió en nuestro hogar, para complacer a mi marido, quien me preguntó que si no iba a aprovechar como siempre cualquier situación para escribir un artículo.

El día de nochebuena, mi hija y su querido esposo, vinieron a compartir con nosotros, aprovechando la visita para regalarnos una nueva tapa para el inodoro de uno de los baños, pues ella observó que estaba muy fea, y quiso resolvernos esa situación.

Ambos nos pusimos muy contentos y agradecidos, especialmente porque se fijaron en algo que, a pesar de saberlo, nunca nos preocupó.

Jamás nos imaginamos que este detalle generaría una especie de telenovela, a desarrollarse en tres capítulos.

1-Como entendíamos que el proceso de instalación era algo sencillo, le pedí a alguien que me asiste en algunas cosas del hogar que la instalara. Esto le llevó tanto tiempo y esfuerzos, que desistió, afirmando que una de las piezas había venido rota, algo que jamás le creímos y que nos hizo suponer que, para salir de la situación, la destruyó, e inclusive, la introdujo en la fundita que vino. Para no entrar en detalles, le dije que no se preocupara, que soltara eso.

2-Buscamos a una persona conocida por nosotros, durante muchos años, y reconocida por su gran fama de ser un excelente plomero. Este armó un aparataje tan fuerte, se tomó tanto tiempo, además del reguero que hizo, que tan pronto pudo, se salió de la situación, afirmando que iba a conseguir la pieza para resolvernos la situación. Lo cómico del final fue que la nueva tapa la armó al revés, algo que ni cuenta se dio, en cambio, una niñita que estaba de visita, lo observó.

3-Hablé con otra persona, medio lenta, pero que, en ocasiones, me ha sacado de apuros, lo sugestioné, explicándole que necesitaba resolver ya.

Este último, primero, casi se muere de la risa, al ver la situación que había dejado el anterior, concluimos en que era necesario comprar una nueva, lo hicimos, y caso cerrado.

Conclusión:  Si los adultos mayores, alias viejos, no podemos dar un ejemplo de seriedad, no sé con qué moral podemos exigirles a los jóvenes que actúen correctamente. Lo más interesante, es que, el integrante del capítulo 2, supuestamente teniendo algo pendiente, ahora pasa por el frente de nuestra casa y ni nos mira. Los años son para que nos respetemos.

Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)

*La autora es psicóloga clínica

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