A lo largo de la historia, desde el nacimiento de la república en 1844, hasta nuestros días, la mujer dominicana ha formado parte de los eventos que conciernen a la nación, desempeñando roles fundamentales en el diseño y construcción de los cimientos que sustentan nuestra democracia.
La lucha independentista, por ejemplo, puso de manifiesto la determinación de mujeres como: María Trinidad Sánchez, Concepción Bona, Rosa Duarte, Juana Saltitopa, María Baltazara de los Reyes, Micaela de Rivera, Ana Valverde y Filomena Gómez, entre otras muchas que ofrendaron sus vidas a cambio de consumar el ideal libertario.
El sacrificio, la valentía y el coraje de las mujeres que confeccionaron la bandera tricolor de la identidad nacional; transportaron provisiones para el movimiento trinitario; empuñaron las armas de la libertad y hasta sacrificar sus bienes materiales, durante aquel solemne acontecimiento de la historia, fue igualmente esencial, para la emancipación del pueblo dominicano.
Más tarde, con el devenir de los años, se puso a prueba nuevamente la gallardía de la mujer dominicana, cuando otro grupo de heroínas de las dimensiones de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, enfrentó la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, para poner fin a la dictadura caracterizada por la represión y la violencia; y establecer un estado democrático de libertades y derechos fundamentales.
En la actualidad, mujeres excepcionales han continuado posicionándose en sitiales de prestigio, honor y fama nacional e internacional, con una participación activa y transformadora, en todos los ámbitos de la sociedad: en el arte, el deporte, la cultura, la educación, la ciencia, la política y los negocios, para construir una mejor nación.
Finalmente, la mujer dominicana está tomando partido, en la toma de decisiones importantes que trascienden, en el poder legislativo, el poder judicial y el poder ejecutivo, para con su aporte, contribuir a la consecución favorable de un Estado Social, Democrático y de Derechos, en la República Dominicana.
Por Andrea Difó Marte
La autora es doctora en odontología clínica y subdirectora general de PROMESE/Cal