Conozco a una chica sumamente hermosa y extrovertida, incapaz de pronunciar correctamente las palabras que empiezan con Q y con C. Investigando, como siempre, aprendí que esta imposibilidad, corresponde a un trastorno llamado Dislalia, que impide la correcta pronunciación, de ciertos fonemas (sonidos de las letras) o grupos de fonemas.
Es el trastorno del lenguaje más común en los niños, y más fácil de identificar, pero también se puede observar en aquellos adultos, a quienes los padres, quizás por falta de educación o descuido, no se lo trabajaron durante la infancia.
El tratamiento en los adultos es más efectivo, debido a que tienen mayor conciencia del problema y compromiso en la superación.
La terapia utilizada para mejorar la pronunciación consiste en ejercicios enfocados en el trastorno de la comunicación, los cuales incluyen actividades de respiración y soplo, fortalecimiento de la musculatura oral, y práctica de la discriminación auditiva. Se utilizan también actividades relacionadas con juegos especiales, las cuales hacen que el aprendizaje se asimile de la forma más amena posible.
La persona a quien me refiero al inicio de este artículo, da la impresión de que se siente cómoda como está, o no ha tenido la oportunidad de crear conciencia de lo rara que se oye con esas pronunciaciones, ya que es sumamente desinhibida, conversadora y ostentosa.
Este trastorno es trabajable, pero realmente, es muy difícil abordar a una persona, inclusive profesional, que aparenta sentirse feliz en esas condiciones.
Me pregunto si cuando ella escribe esas palabras, no nota que no las pronuncia correctamente, pues, aunque la dislexia no significa falta de inteligencia, dificulta, la pronunciación y la lectura, y en ocasiones la comunicación.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)