El calentador despertador

Siempre hemos sido personas sumamente preocupadas, además de la higiene, por tener todas las comodidades, que nuestra economía nos permita. Es quizás por esto, que llama mucho la atención las condiciones en que mantenemos nuestra casa.

Siempre, desde niña, uno de mis grandes miedos, ha sido bañarme con agua fría, quizás debido a que siempre fui muy enfermiza, y aún en aquellos tiempos cuando los pobres usábamos los llamados anafes, mi madre procedía, casi en horas de la madrugada a calentar con la que ambas teníamos que bañarnos, ella para ir al trabajo, y yo para ir a la escuela.

Mi fobia al agua tan como viene por la llave, es tan grande, que muchas veces, me he sorprendido a mí misma afirmando, que el día que por necesidad tenga que bañarme con agua fría, mejor no me baño. Estas fueron las razones por las cuales, durante muchísimos años, tanto mi marido como yo, calentábamos el agua con la cual nos íbamos a bañar.

Sucedió entonces que alguien nos sugirió que podíamos instalar un calentador. Vimos el cielo abierto, nos hicieron un presupuesto, y llegamos a la conclusión, de que como decimos los dominicanos, haciendo un lio, calificábamos para hacer la inversión.

Fue entonces cuando alguien se enteró y nos dijo que sabía hacer el trabajo. El mismo llevaba un tanquecito y encima una bomba pequeña, el sistema hacía un escándalo que no sé como unos vecinos que nos quedan muy cerca, soportaron eso durante cierto tiempo.

En dos ocasiones hubo que hacer cambios, pues el sistema colapsaba.

Como todo en la vida evoluciona, empezamos a buscar otra alternativa, siempre dispuestos como pareja a buscar solución. Procedimos a investigar, y una persona muy querida, nos recomendó un experto en el área.

Contratamos sus servicios, sufrimos un poco, pues nos hizo un demo, con una bombita que trajo, a ver si nos gustaba ese sistema, pero tampoco fue de nuestro agrado, pues el ruido se mantenía, y estábamos al borde de la locura.

Finalmente, nos sugirió un sistema para el cual había que hacer una inversión. Sumamos, restamos, sacamos la raíz cuadrada, y nos decidimos a realizar la inversión.

El técnico nos instaló un sistema, que cualquier mosquito hace más ruido, pero lo cómico de la situación, es que cuando creía que me la estaba comiendo, y eufórica, le hice el comentario a mi vecina, ella muerta de la risa, me dijo lo siguiente: “andá, qué problema, ese era el ruido que me despertaba para levantarme a poner la bomba de agua”. Cosas de la vida.

Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)

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