Clasificación de las amistades

Algunas situaciones que se nos presentan en algún momento determinado, nos mueven a reflexionar y a sacar algunas conclusiones que a veces parecen descabelladas.

Pienso que muchas veces requerimos algo de una persona amiga, y nos decepcionamos al no obtener la respuesta deseada, nos molestamos, juzgamos, censuramos, pero es posible que en ese momento tocáramos la puerta equivocada.

Esto pudiera ser interpretado, de forma tal que se entienda que las amistades pueden ser clasificadas de acuerdo a la ocasión:

Ocasionales: acuden a nosotros cuando tienen alguna necesidad por cubrir.

Ostentosas: nos buscan, dicen querer nuestra compañía, pero en el fondo lo que desean, es presumir de algunas cosas que ellos tienen, y entienden que nosotros no.

Exprimidoras: nos buscan cuando tienen alguna situación que les angustia, somos su paño de lágrimas, pero una vez se estabilizan alzan su vuelo.

Angustiosas: quieren hacernos vivir su tristeza y requieren nuestra atención permanentemente, todo su accionar es negro.

Festivas: siempre quieren que estemos dispuestos cuando nos invitan, entienden que su celebración tiene que ser de nuestro agrado, y si no entramos en su juego, somos antisociales.

Tóxicas: nos quieren llevar a su terreno, invaden nuestro espacio, se creen con derecho a opinar y creer que tienen siempre la razón, son demandantes y cargantes.

Ocasionales: solo nos quieren si estamos en buena posición económica, o podemos ayudarles a logran algo que esta solo a nuestro alcance.

Frente a toda esta carga de amistades no adecuadas, emergen poderosas como el Ave Fénix, las que son talla Única, o como dirían los fashionistas: one size.

Este tipo de amistades está presente en todas las ocasiones, buenas y malas, que se nos presentan en la vida, son incondicionales, comprensivas, no juzgan, nos aman tal cual somos, les importa lo que nos sucede incluyendo a nuestros familiares, no quieren beneficios, no hacen ostentaciones de sus éxitos, y cuando estamos en baja, se identifican plenamente con nosotros, respetando nuestro espacio.  No se necesitan muchos dedos para contarlas, las poquitas que tengo las cuido y valoro, como si fueran el más valioso tesoro. Son como algún tipo de ropa, que nunca pasa de moda.

Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)

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