Moca, Espaillat.-En pleno casco urbano de esta ciudad, casi como un susurro entre el bullicio moderno, se alza una estructura que alguna vez fue centro vital del comercio local y punto de encuentro de generaciones: el Mercado Viejo de Moca. Hoy, sin embargo, su presencia es apenas reconocida, especialmente por las nuevas generaciones, que desconocen tanto su historia como su interior.
El Mercado Viejo de Moca surge en las primeras décadas del siglo XX, en un período en que la ciudad comenzaba a consolidarse como uno de los polos económicos y agrícolas más importantes del Cibao.
En un contexto de crecimiento urbano y comercial, el Estado y las autoridades municipales de la época identificaron la necesidad de crear un espacio físico centralizado para el intercambio de bienes y productos, especialmente los derivados de la agricultura y la ganadería local.
Ubicado en una zona céntrica y estratégica, el Mercado Viejo fue por décadas el lugar donde convergían agricultores, comerciantes, amas de casa y visitantes en busca de productos frescos, artículos artesanales y calor humano.
Su arquitectura, aunque envejecida, aún guarda rastros de un pasado dinámico, con amplios pasillos, muros gruesos y techos altos que hablaban de una visión urbana planificada para el intercambio y la vida comunitaria. Este espacio constituye un símbolo del desarrollo urbano temprano.
Muchos jóvenes mocanos nunca han entrado al Mercado Viejo, y su figura es apenas un marco de referencia, no un espacio vivo ni promovido. Este espacio constituye un símbolo del desarrollo urbano temprano.
En una era donde el turismo cultural y la revalorización del patrimonio están en auge, resulta paradójico que el Mercado Viejo no sea parte de la oferta turística del municipio. No existe una señalización adecuada, ni visitas guiadas, ni proyectos visibles para su preservación o integración al circuito turístico de Moca, a pesar de su alto valor simbólico y arquitectónico.
Historia del mercado de Moca
La historia del mercado comienza formalmente en 1910, cuando el Ayuntamiento de Moca publica el pliego de condiciones para su construcción. En agosto de ese mismo año se adjudica el contrato al constructor Manuel de Jesús Arias, quien inicia una obra ambiciosa para la época: una edificación de ladrillos, con pórticos de gran altura y detalles decorativos que mostraban la influencia del diseño arquitectónico clásico adaptado al clima tropical.
Para 1918, una fotografía panorámica del mercado evidenciaba no solo la magnitud de la obra, sino también su integración con la vida urbana de la ciudad: comerciantes, productores agrícolas, ciudadanos y visitantes confluían allí, haciendo del mercado un verdadero eje de intercambio económico y cultural.
Sin embargo, el 4 de agosto de 1946, un devastador terremoto sacudió gran parte del norte de la República Dominicana. El mercado de Moca sufrió daños considerables, lo que obligó a las autoridades a tomar decisiones sobre su futuro.
Fue así como, apenas un año después, en 1947, se dio inicio a su reconstrucción, esta vez utilizando blocks y hormigón armado, materiales más resistentes y modernos, que respondían a las nuevas exigencias estructurales y de seguridad.
Aunque la nueva estructura perdió algunos de los elementos ornamentales originales, conservó su función y se mantuvo como centro económico y de vida comunitaria por varias décadas más.
El Mercado Público de Moca, es más que una edificación: representa la memoria de un pueblo trabajador y comerciante. Su historia, que abarca más de un siglo, es testimonio de los cambios sociales, arquitectónicos y urbanos que ha experimentado la ciudad.
La revalorización es necesaria
En una era donde el turismo cultural y la revalorización del patrimonio están en auge, resulta paradójico que el Mercado Viejo, no sea parte de la oferta turística del municipio.
No existe una señalización adecuada, ni visitas guiadas, ni proyectos visibles para su preservación o integración al circuito turístico de Moca, a pesar de su alto valor simbólico y arquitectónico.
Tanto el mercado viejo como el mercado nuevo necesitan más atención y cuidado de sus autoridades municipales y oficiales, a los fines de adaptarlos a las exigencias ambientales, culturales, turísticas, históricas y esparcimiento, que demandan los nuevos tiempos de desarrollo urbano.
Por Luis Ramón López