El pasado mes de noviembre fui a un reconocido centro de salud a realizarme un chequeo médico, como el mismo queda cerca de algunos barrios populosos, el público que generalmente acude allí en busca de alguna consulta suele ser muy particular.
A esto se le suma la continua presencia de vendedores ambulantes promocionando diversos productos, con la intención de que les compren, para cobrar de manera inmediata.
Mientras esperaba mi turno, se me acercó un joven muy osado, y entre ambos se desarrolló el siguiente diálogo:
– “¿Señora, su eja se la delinia uté?”
-Sí joven, mis cejas me las delineo yo.
-“Se ven muy linda, pero yo vengo de Bávaro y le ofreco un lapi que la eja le van durá mucho día pintá, y no se le van a borrá aunque se lave la cara y se unte jabón, o use crema limpiadora”.
-Lamentablemente, no tengo dinero. ¿cuánto cuesta?
-“Seiciento peso, yo casi no vengo a la capital porque tengo mucho cliente, pero dígame cuánto uté tiene pa que aproveche la oportunidad”. En ese momento, procedió a pintarse la mano izquierda con el lápiz, y trató de borrarlo con saliva.
-Tengo cien pesos en mi cartera.
– “Lo lamento por ute, no va a aprovechá eta oferta”.
Luego de que el joven se marchara, estuve un largo rato meditando y llegué a la conclusión, de que jamás le compraría a alguien que no sepa pronunciar el nombre del producto que oferta, pues, ni siquiera se refería a una marca específica, y no representaba a una compañía a la cual se le pudiera reclamar en caso de que el producto no sirviera para nada, o que me generara algún problema en la piel.
Tuve la impresión de que estaba delante de una persona de esas a las que llamamos “buscavidas”.
Antes de que se marchara, hice muchos esfuerzos para no decirle que, si hay algo que disfruto, es pintarme mis cejas, debido a que tengo muy pocas, y que no soportaría acostarme y levantarme con esas cejas instaladas de manera fija.
Finalmente les diré, que cuando se me presenta la necesidad de hacer alguna salida, como donde pierdo más tiempo es pintándomelas, empiezo por mis cejas, y, modestia aparte, lo hago muy bien.
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)