Pedro Guerra, “un muchacho de mi edad”

Tan cerca de mí, que podría ser yo, aunque la realidad sea abismal entre su vida y mi lucha. Pedro de junio del 66, yo de noviembre del 67, de Islas Canarias él, yo de esta media isla en el centro del Caribe, mescolanza de sangre africana y española, tierra de Duarte, Luperón, Francisco del Rosario, las Mariposas y otros más.

Desde el inicio de su carrera como cantautor, me capturaron los “efectos especiales” en sus “dibujos animados”.

Somos el loco debajo del puente, la rueda de la violencia que gira sobre la mentira que niega lo que soy. Lo que soy y lo que eres, hijos de este tiempo, donde el mal gusto y los bajos instintos prevalecen por encima de la verdad y la justicia.

Eres paradigma que canta y sueña, que inventa ideas que acompañan al amor y la vida, las hace parte de los demás. Tan cerca de mí, nace y muere cada día, se disfraza para ver la luz, tiene frio y desea encontrar calor, no sabe quién soy ni el color de mi voz, pero lo siento tan cerca, como almas gemelas.

Somos, soñadores, no dejamos de soñar, aunque el día oscurezca, aún caiga la lluvia y aceche la muerte. Soñar es a veces lo único que nos queda, lo único que tenemos y es nuestro y nadie nos lo puede quitar. Así de sencillo, trato de vivir con lo que tengo, de creer en lo que pienso y de hacer con lo que digo.

Isleño eres, atravesamos islas diferentes, pero con el mismo espíritu sediento. Somos gorriones de estos trances, del infortunio y la sinrazón, descubriendo que, “la verdad”, tiene cadenas pesadas, que la libertad es su hermana y la muerte su enemiga, como un dolor de barriga de tantos que tienen hambre.

A esto nos hemos dedicado, a tratar de expresar por lo que llora el hermano, es el único camino que hasta ahora nos han dejado, construyendo sueños distantes y lejanos a lo que hoy vivimos, pero como siempre pasa, cuando la fiesta se está poniendo mejor, viene y se acaba.

Las sombras van poblando el escenario, tu partirás quien sabe dónde, yo discreto salgo despacio del teatro, paso sin ser notado, soy un desterrado en mi propio país, volveré al rincón donde quizá elegí morir, tal vez pueda ser rescatado por alguna que otra nota, o tu canción… 

Por Ebert Gómez G.

Comparte esta noticia en tus redes sociales: