Por donde vivo hay una esquina muy singular, es todo un manojo de posibilidades donde confluyen los elementos más inverosímiles que alguien se pueda imaginar. Estoy segura que en cada barrio hay una especial, pero ninguna como la que les describo. Es muy distinta a las del cantante Ismael Miranda, quien afirma que “las esquinas son iguales en to’ lo lao.”
A la que me refiero, se caracteriza porque una persona vende ropa de paca en plena calle. Es una especie de mercado, donde puede aparecer todo tipo de frutas, víveres, cocos de agua, pollos, yaniqueques, etc.
Ese lugar es frecuentado por todo tipo personas. Hace unos días, mientras manoseaba ropas, pude escuchar la descabellada conversación que sostenían dos tipos, los cuales parecían delincuentes, pero al hablar, se podía percibir que habían ido a la escuela:
-Oye, ¿tú has oído hablar de Adán y Eva?
-Sí, me hablaban de eso cuando yo era chiquito.
-Quizás tú de pendejo crees en eso, mínimo hay que ser idiota. Te voy a decir qué fue lo que pasó ahí, óyeme bien:
El señor del pelo largo, o sea Dios, luego de que les dio vida, los dejó a los dos desnuditos, no sé con qué intención, fue por eso que la serpiente de Adán se comió la manzana de Eva.
Empecé a buscar la ropa en cámara lenta, pues no podía creer lo que entraba por mis oídos.
El tipo continuó: y después que el señor los encontró “emburujao”, quiso castigar a la pobre serpiente, la cual andaba erguida, condenándola a arrastrarse, yo estoy seguro que de ahí es que viene la impotencia de muchos hombres.
El otro se quedaba escuchándole con la cara como un idiota… Finalmente, el que llevaba la voz cantante, concluyó: culpable de que ambos pecaran, el que los hizo, ¿cómo se le ocurrió que vivieran sin ropa?
Por Epifania de la Cruz (epifaniadelacruz@ gmail.com / www.renacerparatodos.net)