La última sesión en este año del Gabinete del presidente Donald Trump se convirtió en una especie de “cuarto de guerra”, cuando el inquilino de la Casa Blanca adelantó que los ataques dentro de Venezuela comenzarán “muy pronto”, y al final de la reunión dijo que Nicolás Maduro se irá de Miraflores.
Ese mismo día, Steve Witkoff y el yerno de Trump, Jared Kushner, sostenían un encuentro en Moscú con el presidente Vladimir Putin, en sus calidades de enviados especiales para gestionar la paz entre Rusia y Ucrania, donde fueron recibidos por el anfitrión con un recrudecido lenguaje belicista.
Putin dijo a los comisionados que muchas de las propuestas planteadas en el Plan de Paz sugeridos por Washington son inamisibles y culpó a Bruselas de pretender boicotear las gestiones de paz encaminadas por Trump, porque “Europa esta del lado de la guerra y no tiene agenda de paz”.
Trump decretó el cierre del espacio aéreo de Venezuela y advirtió a Colombia que si en ese país se trasiega drogas a Estados Unidos se convierte en objetivo militar, mientras se urge a ciudadanos estadounidenses salir de inmediato de territorio venezolano, cuyo espacio aéreo fue cerrado por orden del mandatario.
Por lo contradictorio que resulta que Trump procure conseguir la paz entre Rusia y Ucrania, mientras promueve episodios de guerra en Sudamérica, mejor sería asumir que su propósito estaría encaminado a presionar la salida de Maduro del Poder mediante una negociación con garrote en manos y con el combate contra el narco como consigna política y militar.
Al otro lado del mundo se agrava el escenario de confrontación entre Europa y Rusia, con la advertencia de Vladimir Putin de que su país está preparado para la guerra con la UE, y que se hará del control de la región ucraniana del Dombas o “Cuenca del Donetsk”, rica en carbón y acero.
Bruselas pretende usar los centenares de millones de rubros, dólares y euros depositados por Rusia en bancos suizos para financiar a Ucrania en su guerra con la Federación Rusa, al tiempo de proclamar que los países miembros de la Unión Europea defenderán en cualquier terreno los intereses de más de mil millones de europeos.
Diciembre pinta feo, con el incremento de la crisis entre Rusia y Europa, el despliegue militar de Estados Unidos frente a las costas de Venezuela, el lío entre China y Japón, por la advertencia de la primera ministra nipona, de que su país intervendría en una guerra en defensa de Taiwán, y los conflictos no resueltos en Oriente Medio, África y Asia. Por suerte, aquí tenemos a Alofoke.
Por Orión Mejía