Voltea tu rostro a él

Volteemos nuestros rostros a su cuerpo desnudo, con hambre y frio, no sigamos indiferentes a lo que él nos vino a enseñar, de que te vale tener riquezas si tu hermano esta afuera, solo, desnudo, con hambre y frio. Bendecido fuiste por Dios en esta tierra, para que, en lugar de necesitar, tengas en abundancia para que goces del privilegio de dar, en lugar de recibir.

Has extraviado el camino que él te vino a enseñar, te apropiaste del pan y el oro de otros y de este mundo nada te llevaras, de nada te servirá tampoco a dónde vas.

Olvidamos mirar al cielo a pesar de tener una vista privilegiada en este rincón del universo. El hombre de hoy rehúsa aceptar que hay un orden superior a su presencia. Nuestra civilización corre el peligro de perecer sin transcender en lo esencial.

 Hemos desviado los pasos del Plan Original, dado al inicio del despertar de la humanidad. Aún estamos a tiempo, la gran diferencia de otras estaciones, es que estamos en el umbral del abismo, las oportunidades escasean, las grandes interrogantes son: ¿Qué haremos y cómo lo haremos?

“Hemos crecido pensando que éramos los propietarios y dominadores de la Tierra, autorizados a expoliarla”. “Olvidamos que nosotros mismos somos tierra”. (Papa Francisco)

“Las cosas podrán cambiar si somos capaces de averiguar de dónde vienen las sombras que nos nublan la mirada y la vida”. (Jit del Castillo).

Hay que poner en el centro de esas ¨grandes naciones¨ al ser humano, la justicia, el amor y la vida. También el respeto de la vida de los demás miembros del reino animal. Somos tan egoístas que no reconocemos que también ellos, las demás especies, son tan hijos de este planeta como nosotros.

Aquellos que sólo buscan el poder y los beneficios que produce la tierra, aprovechándose de la pobreza y la ignorancia, esos dueños del poder y del dinero, en algún momento se percatarán que su indiferencia y torpeza puede poner en peligro su propio sistema.

“Los progresos científicos más extraordinarios, las proezas técnicas más sorprendentes, el crecimiento económico más prodigioso, si no van acompañados por un auténtico progreso social y moral, se vuelven en definitiva contra el hombre.” (Papa Francisco)

“Se necesitan los talentos y la implicación de todos, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades, para reparar el daño causado”, continúa diciendo.

Las nuevas generaciones están llamadas a enmendar “el error”. Salvar el planeta.  Ponerles fin a las guerras, al hambre, a las enfermedades y las desigualdades provocadas por el hombre. Las condiciones están dadas.

Aún es posible realizar las metas que nunca perderán razón; la libertad y el derecho a comer de tantos millones de personas, hacernos compromisarios de cuidar y preservar una mejor calidad de vida, cuidar los bosques, los ríos, la pureza del aire, proteger todas las especies animales y vegetales; en fin, respetar la vida y los derechos adquiridos por el hombre y los demás miembros del reino…

Por Ebert Gómez Guillermo

Comparte esta noticia en tus redes sociales: