Un embargo que debiera terminal

Por trigésima vez la Asamblea General de las Naciones Unidas, reiteró de forma inequívoca su posición contra el embargo económico de Estados Unidos a Cuba y pidió que se ponga fin a ese castigo unilateral, que tanta escasez, sufrimiento, desaliento, daños e insatisfacción ha provocado al pueblo cubano, esta vez la votación fue de 185 votos a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel, ) y 2 abstenciones (Ucrania y Brasil).

El embargo económico, comercial y financiero impuesto por EE. UU a Cuba. Comenzó con la cancelación de la cuota azucarera cubana en el mercado estadounidense en junio de 1959, y se oficializó el 7 de febrero de 1962 con la aplicación de la Sección 620a de la Ley de Ayuda Extranjera, cuando el presidente John F. Kennedy, prohibió totalmente la importación de mercancías de origen cubano.

Posteriormente, se fueron sumando otras prohibiciones, recrudeciéndose estas a partir del año 2019 y durante la pandemia lo que ha provocado fuertes presiones, que se manifiestan en la industria, la prestación de servicios, la escasez de alimentos y medicinas, y el deterioro del nivel de consumo del pueblo cubano y en el bienestar general de la población.

Con los años estas sanciones se convirtieron en un medio para presionar a la isla y al cumplirse ya 60 años de este cruel embargo impuesto por Estados Unidos en 1962, para forzar un cambio de sistema político y social en la isla, tras la llegada de Fidel Castro al poder. El gobierno de los Estados Unidos sigue ignorando, una demanda casi unánime del mundo que se repite año tras año en Naciones Unidas.

El texto adoptado reafirma, principios como, “la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales, consagrados en numerosos instrumentos jurídicos internacionales”, exhorta a todos los Estados a abstenerse de promulgar y aplicar leyes y medidas que los contravengan, e insta a la derogación de ese tipo de medidas a quienes aún las impongan.

Asimismo, el documento aprobado, expresa preocupación por disposiciones reglamentarias, como la promulgada por Estados Unidos el 12 de marzo de 1996, conocida como “Ley Helms-Burton”, “cuyos efectos extraterritoriales afectan a la soberanía de otros Estados, a los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y a la libertad de comercio y navegación”.

La inmensa mayoría de países que voto contra el embargo a través de sus representantes, resaltaron su carácter ilegal, afirmando que constituye una violación flagrante y sistemática de la Carta de las Naciones Unidas, y exigiendo su levantamiento, destacando el daño injustificado que el bloqueo inflige al pueblo cubano al privarlo de ingresos indispensables e insumos tan esenciales como los medicamentos.

El canciller de Cuba Bruno Rosario en su intervención en la Asamblea, señalo que,’’ A 30 años de la primera resolución de esta Asamblea contra el bloqueo el gobierno de Estados Unidos continúa ignorando la demanda casi unánime de ustedes para que cese su política ilegal y cruel contra Cuba”, añadió que el daño humano que genera esa política a todas las familias cubanas es imposible de cuantificar ‘’.

Para sustentar este abusivo bloqueo los Estados Unidos han puesto en práctica un entramado de leyes y regulaciones, como la ley Torricelli de 1992 que prohíbe a subsidiarias estadounidenses en terceros países comercializar bienes con la isla, la Ley Helms-Burton de 1996 recrudeció y afianzó aún más la hostil política contra el pueblo cubano, al negar créditos y ayuda financiera a países y organizaciones que favorecieran la cooperación con Cuba.

Otra de las leyes elaboradas para robustecer el bloqueo económico, comercial y financiero contra la Isla, es la Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Ampliación de las Exportaciones del 2000, la cual impide que los ciudadanos estadounidenses viajen a Cuba en calidad de turistas, e impide el financiamiento para productos agrícolas de EE.UU. para que sean vendidos a Cuba

La condena a este bloqueo económico y comercial contra Cuba que ya sobrepasa los 60 años, ha ido aumentando todos los años y últimamente a sido casi unánime, como lo demuestran las sucesivas votaciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas y el rechazo cada vez mayor de amplios sectores de la opinión publica internacional contra esta medida unilateral.

Es hora ya de que se ponga atención a esta resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas y se ponga fin a un bloqueo que es rechazado por la gran mayoría de los países del mundo y que es una medida contraria a los principios del multilateralismo y que solo la población cubana es la única que sufre, este masivo atentado contra sus anhelos de progreso y bienestar.

Por Luis Fernández

*El autor es político y comunicador

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