Michael-Ray Pallares dice en República Dominicana se sueña con tenis

A lo largo de su carrera deportiva, Michael-Ray Pallares, ha sido testigo del poder transformador del tenis en la vida de las personas. Desde el 2009, trabaja con su fundación One Love Tennis, con niños en condición de vulnerabilidad en diferentes orfanatos del país y el mundo.

«En el transcurso de estos años, he llenado mi vida de experiencias tan valiosas que me permiten mirar al futuro con la confianza y la certeza que es posible construir mejores realidades cuando ponemos nuestros talentos al servicio de los demás», comentó el tenista quisqueyano sobre su iniciativa.

En su última visita al país, tuvo quizás una de las experiencias más enriquecedoras en todo este proceso. Inspirado por el trabajo de Mike Henderson, entrenador americano que falleció en mayo del año pasado, decidió dar inicio a este viaje en el Orfanato Progetto Esperanza en Monte Plata.

«El sábado 12 de diciembre, compartí con más de 40 niños, les entregué algunos regalos que (Mike Henderson) tenía para ellos y algunos elementos con los que podrán continuar sus prácticas de tenis», declaró el entrenador.

Para su cumpleaños el martes, 15 de diciembre, tuvo la oportunidad de pasar un día maravilloso con los niños del Orfanato Casa Amor y Restauración, en Santo Domingo Este. Fue un día de tenis y pizza.

Los niños recibieron regalos como raquetas, pelotas y una maya para poder practicar. En las siguientes semanas, se han organizado varios torneos donde los niños han podido demostrar sus nuevas habilidades.

«A través del deporte, los niños se autodescubren como individuos capaces de trazar y cumplir metas. Logran desarrollar habilidades como disciplina, liderazgo, trabajo en equipo, y compañerismo; destrezas que les servirán en el transcurso de sus vidas. Adicionalmente se refuerza su sentido de comunidad y pertenencia, lo cual es de vital importancia en la construcción de ciudadanos sanos», dijo Pallares.

Explicó que el tenis se ha convertido en un proyecto de vida para algunos, quienes ingresan a clubes de tenis como boleros y posteriormente se convierten en monitores.

«Desde mi trabajo con la Unión Profesional de Tenis, logramos capacitar a cuatro monitores, los cuales ahora cuentan con un certificado internacional y podrán entrenar a otros niños. Se realizaron algunos talleres para los padres de los niños quienes entrenaron, y ahora confían en el proceso de entrenamiento de sus hijos en manos de nuestros nuevos entrenadores. Esto se convierte en un ejemplo de inclusión y confianza», relata Pallares.

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