Serena Williams se despide del tenis en el escenario donde empezó a ser grande

Han pasado 23 años desde que Serena Williams ganó en Nueva York, con tan solo 17, el primero de sus 23 títulos del Grand Slam. Han transcurrido cinco desde que se hizo con el último en el Abierto de Australia.

La tenaz y finalmente vana persecución del récord de Margaret Court, que logró 24 ‘majors’ en los años 70, podría sugerir alguna reflexión equivocada sobre la tenista de Michigan.

Serena no se va, ni mucho menos, con un halo de derrota, sino que lo hace, por los extraordinarios méritos contraídos y por el valor de éstos más allá de lo estrictamente deportivo, tal vez como la mejor jugadora que pisó una cancha de tenis.

En un duelo que agrandó su extraordinario legado, Serena Williams fue eliminada este viernes por la australiana Ajla Tomljanovic en la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos y, con lágrimas en los ojos, dijo que no piensa replantearse su retirada.

En el tercer capítulo de su semana mágica en Flushing Meadows (Nueva York), Williams batalló hasta el final salvando hasta cinco pelotas de partido ante Tomljanovic, que se impuso después de tres horas de batalla por 7-5, 6-7 (4-7) y 6-1, informa Afp.

Tomjanovic consideró, tras su victoria, que la estadounidense es «la más grande de siempre» y que «el tenis ya no será igual» tras su retirada.

Sin poder reprimir la emoción («Son lágrimas de felicidad, supongo»), Williams comenzó dando las gracias a su madre Oracene y a su hermana mayor Venus, que se encontraban en la grada, y a su padre Richard.

«Que seguro que me está viendo», por «el viaje más increíble de mi vida». «Todo empezó con mis padres», dijo Williams recordando los esfuerzos que pasaron para formar a dos campeonas en las inseguras canchas públicas de Compton, un suburbio de Los Ángeles. «Ellos se lo merecen todo. Estoy muy agradecida», afirmó.

«Y no sería Serena si no existiera Venus, así que gracias, Venus. Ella es la única razón por la que Serena Williams ha existido», dijo sobre su hermana mayor, con quien ganó 14 trofeos de Grand Slam en dobles y tres medallas de oro olímpicas. «Estoy agradecida de ser Serena», sentenció.

En la contenida ceremonia (los grandes homenajes ya los recibió en los juegos anteriores), a Williams se le preguntó si podría reconsiderar su decisión de retirarse, que anunció el pasado mes. «No lo creo… pero nunca se sabe», respondió con una sonrisa enigmática.

La obsesión: Alcanzar a Margaret Court

Eligió el Abierto de Estados Unidos, torneo del que es seis veces campeona, para decir adiós, una despedida que se venía anunciando después de sus frustradas tentativas de hacerse fuerte en los grandes, territorio casi exclusivo de sus comparecencias en los últimos años. Hace tiempo que Serena, más preocupada por sus negocios fuera de la pista, jugaba solo para alcanzar a Court.

Entre sus últimos desafíos, había, no obstante, uno de similares proporciones. Poco después de vencer en la final a su hermana Venus, ganar, en 2017, su séptimo Abierto de Australia y volver al número 1 del mundo, convirtiéndose, con 35 años, en la más veterana en tocar el cielo de la WTA, se supo que había jugado el torneo embarazada.

En septiembre dio a luz a Alexis Olympia, fruto de la relación con Alexis Ohanian, un empresario influencer del sector tecnológico con quien contraería matrimonio dos meses más tarde.

Serena quería volver a levantar una de las grandes copas siendo madre, algo que sólo tres tenistas habían logrado: Evonne Goolagong, Margaret Court y Kim Clijsters, si bien todas ellas lo hicieron antes de alcanzar la treintena. Tuvo el vigor y la determinación para regresar al circuito tras 14 meses ausente debido a un delicado embarazo. En un circuito cada vez más rejuvenecido, se encontró con irreverentes muchachas que la detuvieron en cuatro finales del Grand Slam.

Volvió en marzo de 2018, en Indian Wells, muy pasada de kilos. Meses más tarde, en Wimbledon, dispuso de su primera oportunidad de ganar el vigesimocuarto major, cayendo en la final contra Angelique Kerber. Sólo unas semanas después perdió ante Naomi Osaka en la controvertida final del Abierto de Estados Unidos, donde protagonizó un poco edificante episodio con Carlos Ramos, el juez de silla que la penalizó por recibir indicaciones de su entrenador, Patrick Moratoglou, algo no permitido en los torneos del Grand Slam. En 2019 cedió frente a Simona Halep en la final de Wimbledon y contra Bianca Andreescu en la del US Open.

Patrick Moratoglou, responsable de una prestigiosa academia de tenis en Niza y mentor, entre otros, de Stefanos Tsitsipas, tuvo una relevancia notable en la segunda parte de la carrera de esta mujer que se inició en el tenis tutelada por su padre, Richard, en las pistas públicas de Los Ángeles, en una atmósfera turbia, entre jóvenes desarraigados y tentados por el delito. De la mano de Moratoglou, con quien empezó a trabajar en 2012, relanzó su carrera y ganó 10 de sus 23 títulos del Grand Slam.

Una revolucionaria en la pista

Serena Williams, que siempre habló con respeto de Althea Gibson y Zina Garrison, dos tenistas negras que la precedieron, quedará como la mejor deportista de color de siempre. Su compromiso como mujer negra, madre y trabajadora no fue más allá a la hora de significarse como activista por la paz o por causas sociales. Como testigo de Jehová, restringía su participación política: ni votaba ni manifestaba públicamente sus preferencias.

Sí fue una revolucionaria en la pista. Transformó el juego a partir de una potencia extrema en todos sus golpes, en particular con un servicio en ocasiones homologable al de los hombres. Lo dominó con una autoridad que nadie más ha exhibido y difícilmente manifestará. Pese a que su poder hace tiempo que declinó y sus apariciones resultaban puntuales, el tenis abre un tiempo nuevo en su definitiva ausencia. No habrá otra como Serena.

«Gracias por inspirarnos»

Compañeras tenistas y personalidades enviaron mensajes de felicitación a Serena, cuya figura trascendió el deporte hasta ser durante años un ícono por la igualdad racial y de género.

«Eres literalmente la mejor dentro y fuera de la cancha. Gracias por inspirarnos a todos a perseguir nuestros sueños. ¡¡¡¡¡¡Te quiero hermanita!!!!!!», escribió en Twitter el golfista Tiger Woods, quien acudió a apoyarla esta semana a Flushing Meadows.

«Felicidades por una carrera increíble. Qué suerte hemos tenido de ver a una joven de Compton crecer hasta convertirse en una de las mejores atletas de todos los tiempos», dijo su amiga y ex primera dama Michelle Obama.

Entre las deportistas a las que Serena Williams inspiró con su carisma y sus hazañas deportivas está Coco Gauff, nacida en 2004, considerada como la gran esperanza del tenis estadounidense en los próximos años. «Serena, GRACIAS. Es por ti si creo que en este sueño. El impacto que has tenido en mí va más allá de cualquier frase que se pueda escribir y por eso te doy las gracias, gracias, gracias, la más grande de siempre», escribió Gauff y recoge Efe.

También la ex tenista estadounidense Billie Jean King manifestó su profundo aprecio por Williams: «Su increíble carrera dejó una huella en la historia del tenis. Y aún así sus mejores aportaciones todavía podrían producirse. Gracias, Serena Williams».

«Serena luchando hasta el último punto, siempre. Has dado tanto al tenis, y tanto al deporte femenino. Gracias, Serena», escribió Alex Morgan, estrella del San Diego Wave y de la selección estadounidense de fútbol femenino.

La leyenda de Los Angeles Lakers Earvin Magic Johnson, el actor Samuel L. Jackson o el español Carlos Alcaraz también expresaron su agradecimiento a Serena Williams a través de sus redes sociales.

Fuente: AFP

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