“Dios, mándame un ángel”, la suplica de la niña rescatada del interior de un alcantarillado en San Cristóbal

“Dios, mándame un ángel”, era la súplica de Sheilin Vizcaíno, la niña de 13 años que, en completa oscuridad y rodeada de aguas pestilentes, clamaba por ayuda mientras permanecía atrapada en el interior de una alcantarilla tras ser arrastrada por las lluvias en el sector Lavapié, provincia San Cristóbal.

De acuerdo con familiares que la acompañaban en el Centro Médico Constitución (CEMECO), donde fue trasladada tras su rescate, Sheilin relató que durante las ocho horas que permaneció en las profundidades del alcantarillado se dormía y despertaba, creyendo que todo era una pesadilla.

Destacaron la astucia y fortaleza de la menor, quien logró ubicarse en uno de los puntos más altos del conducto para evitar ahogarse. Escupía el agua contaminada que intentaba cubrirla y, en medio de la desesperación, se quitó un zapato para usarlo como almohada. Entre momentos de inconsciencia, oraba.

La adolescente fue tragada por una alcantarilla sin tapa ubicada en la intersección de la calle Julio Manuel Cestero con la Circunvalación, justo cuando regresaba de sus clases en el Politécnico José Francisco J. Peynado. También asiste a una escuela de doctrina cristiana.

“Desde más pequeña, Sheilin ha soñado con ser pastora. Le canta a Dios. Ella estaba en catequesis y le ha dicho a su mamá que quiere congregarse en una iglesia evangélica porque eso le gusta mucho”, narró Gilberto Cuevas de León, tío de la menor.

La comunidad del sector Lavapié calificó como un milagro el rescate con vida de la niña. Nunca perdieron la fe. Durante las largas horas de incertidumbre, vecinos gritaban su nombre, lloraban y oraban sin cesar.

Una llamada desde Nueva York fue el último impulso antes del hallazgo. “Está viva, sigan buscándola”, dijo una hermana de Gilberto. Minutos después, los gritos de angustia se convirtieron en júbilo: Sheilin fue encontrada con vida, empapada, herida, pero con el alma intacta.

Cómo ocurrieron los hechos

La tarde del jueves 15 de mayo, Sheilin fue arrastrada por una fuerte corriente de agua y desapareció dentro de una alcantarilla, mientras las lluvias azotaban sin clemencia las calles de San Cristóbal.

Inmediatamente se activaron los organismos de emergencia, y brigadas de la Defensa Civil y del Cuerpo de Bomberos iniciaron la búsqueda. Pero tras horas sin resultados y la llegada de la noche, suspendieron las labores.

Fue entonces cuando dos jóvenes del sector, armados con linternas, cuerdas y una fe irreductible, decidieron continuar por su cuenta. Exploraron los túneles por varios minutos hasta que, pasada la medianoche, ocurrió el milagro.

Ahora, mientras se recupera entre oraciones, la historia de Sheilin resuena más allá de los límites de Lavapié. Una súplica nacida en la oscuridad —“Dios, mándame un ángel”— se convirtió en el testimonio de una comunidad que se negó a rendirse, y de una niña que volvió de las entrañas del abandono urbano para recordarnos que los milagros existen.

Por Roberto Tiburcio

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